jueves, 10 de enero de 2008

Dudas y prejuicios entorno al aprendizaje temprano del niño inteligente

¿Por qué empezar tan pronto?
La educación temprana se fundamenta en la capacidad que tiene el niño para formar circuitos neuronales en los primeros años de vida, porque realizamos gran parte de estas conexiones básicas entre los 0 y los 6 años. A esta edad el niño alcanza el 80% de su crecimiento cerebral y no porque aumente el número de neuronas, sino porque aumenta el número de circuitos y la mielinización de estas células nerviosas. De la calidad de los circuitos neuronales desarrollados en este tiempo dependerá después su capacidad para aprender.

Algunos padres no están de acuerdo en estimular la inteligencia de sus hijos. Creen que los niños estimulados se aburren en la escuela, no saben jugar o son antisociales. Éstos y otros prejuicios entorno al aprendizaje temprano originan miedos e inseguridades infundadas. Desde aquí se defiende que una estimulación adecuada siempre es positiva para el niño.


La doctora María Montessori, con sus estudios del niño y sus aportaciones sobre el desarrollo y educación de los sentidos es, tal vez, la gran precursora de este movimiento que hoy llamamos aprendizaje temprano. Ella ya defendía, en la primera mitad del siglo XX, que un niño puede empezar a leer a los dos años. Más tarde, Glenn Doman, que trabajaba en la rehabilitación de niños con lesiones cerebrales, y a la vista de los resultados obtenidos, se hizo la siguiente reflexión:

¿Qué pasaría si aplicáramos a niños normales, que disponen de todo su potencial cerebral, las técnicas que practicamos con los disminuidos?

Desde ese momento empezó a aplicar en niños sin lesiones cerebrales técnicas de desarrollo sensorial que usaba con los lesionados. El resultado ha sido que los niños aprenden tanto y adquieren tantas habilidades que a los adultos les cuesta digerir y aceptar que, en algunos aspectos, un niño de 6 años puede ser superior a nosotros.

Cuando no se acepta esta realidad es cuando se generan mitos que tratan de "prevenir" a los padres de los peligros que supone tener un hijo intelectualmente estimulado. Estos son los más frecuentes:


Un niño cuyos conocimientos son superiores a la media se aburrirá, cuando llegue al colegio.
Todos los maestros y profesores, en ocasiones, hemos visto algunos niños aburridos en el aula. Pero, curiosamente, los que generalmente se aburren más son aquellos cuya capacidad no les permite seguir el ritmo de la dase. Estos son los niños que, además de aburrirse, lo pasan mal, porque la falta de éxito debilita su autoestima. Los niños listos (¿no debería sustituirse por "estimulados"?) sólo requieren comprensión y más trabajo para seguir aprendiendo.
Si los niños con talento se aburren, el resto de la clase se aburre mucho más. Como profesor puedo asegurar que es mucho más estimulante y motivador tener alumnos con conocimientos superiores a la media que no lo contrario

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