jueves, 10 de enero de 2008

Los niños que practican aprendizaje temprano no saben jugar y son antisociales.

No hay ningún estudio que permita afirmar esta idea con seriedad. Conozco niños que tocan el violín o el piano desde los tres años, que han recibido lenguaje escrito desde el año, que son brillantes en el colegio, y que al mismo tiempo son muy sociables, alegres y deportistas. No olvidemos que el aprendizaje temprano también incluye programas de desarrollo físico. Lo que ocurre es que, ante lo negativo, normalmente se generaliza a partir de un niño y, ante una realidad que contradice nuestro prejuicio, decimos que es la excepción que confirma la regla.
Por desgracia, también he conocido niños solitarios con problemas de relación social, algunos con buenas capacidades intelectuales y otros sin ellas. Porque lo que aprecian los niños para hacer amigos es la valentía, la bondad, la generosidad para prestar cosas, la capacidad de perdonar y de comprender... valores que, afortunadamente, puede tener cualquier persona independientemente de su capacidad intelectual y académica. Pero en nigún momento hay una relación directa entre éxito en los estudios y problemas sociales.
Los niños que han sido estimulados en su primera infancia también saben jugar. En la escuela se puede ver todos los días cómo juegan e interaccionan con los demás tanto en juegos de movimiento y deportivos como en juegos de mesa, haciendo carreteras o jugando con muñecos. Es más, como disponenen de recursos suelen tener ideas que son valoradas por los demás y disfrutadas por todos.

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